Voy a jugar a imaginar, a imaginarte, a descomponerte en mil
pedazos para luego construirte a semejanza de mi imagen mental de ti. Quiero
jugar a ver el futuro desde el pasado, a visualizar mi presente desde la
esperanza del pasado. Quiero, de verdad quiero, pero no puedo, siempre apareces
tu para destruir mi imaginación, mi esperanza, mi más profundo y sincero
anhelo. Siento como me voy haciendo pequeña, como me encojo y encojo hasta
formar parte de una masa informe, pero perfectamente reticulada, me siento
minúscula entre toda la gente, insignificante… Ya no siento tu presencia en
este mundo, pero aún sigo sintiendo como me faltas, como falta esa imagen de ti
que tenía antes de abril. ¿Realmente necesito esto? Cada vez que pienso y
siento que te odio es cuando de verdad mi amor sale de mi, se desboca, cobra
fuerza y vida propia, se adueña de mi, y me posee. Es ese momento en el que más
te amo, y te he amado. Cuando pienso y siento que te necesito aquí a mi lado,
como prometiste, es cuando el amor se hace ridículamente pequeño y mi yo más
egoísta se adueña de mi, pues no te necesito a ti, necesito esa compañía, ese
amor, esa promesa, cosas todas, que no tienen nada que ver contigo más que un
vago recuerdo. A veces siento que nuestros corazones se sintonizan que laten al
mismo tiempo, son esos dos o tres segundos infinitos los que me destrozan, los
que me bloquean la mente, hasta que por un segundo recobro la razón y comprendo
que no es cierto y que aunque así lo fuese, tu cabeza no está pensando en mi,
sino en otra persona, es entonces cuando vuelvo a mi, y empiezo a odiarte de
nuevo, y lo que es peor, a odiarme a mi por continuar pensando en ti, por
cruzar la esquina y ver una casa, algo, iluminado de una forma maravillosa en
la noche, y decirme, se que le encantaría, se que yo podría hacerla feliz, y es
mentira, es todo mentira.
Jamás podré hacerte feliz, lo único que podría sería hacerte sufrir de
la más cruel de las formas, para salir por lo menos dos segundos por encima de
esta masa informe, aún pequeña y golpearte donde se que más te duele, para
respirar aire puro, y un segundo más tarde hundirme en la miseria de esa masa
pestilente y putrefacta, para seguir mi camino intentando levantar la cabeza y
ver hacia donde voy con pasos decididos, sabiéndome victoriosa de la más ruin
de las batallas
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario