miércoles, 5 de septiembre de 2012

18 de Julio de 2012


Siempre se puede optar por meterse en una espiral, en la que nunca afrontarás tus sentimientos, siempre se puede huir de uno mismo, siempre que sean cosas innecesarias para la vida, siempre que las cosas se pongan fáciles. Siempre puedes meter tantas cosas en la cabeza, que no quepa lo que tendría que entrar. Al final llegará un momento, en el que sea otra persona la que se meta en una espiral, esa persona que ocupa cada rincón de tu mente, esa persona que te obtura cada poro, que te quita el aliento, te mata las papilas gustativas, te deja ciega, sorda, y que no deja que articules palabra. Un día, esa persona, entrará en una espiral, como la tuya de hoy en día. Y sus poros se cerrarán, no podrás llegar a su esencia, a su yo más íntimo, no podrás ni si quiera ver, lo que antes tocabas con dulzura, lo que durante horas mirabas maravillada, no podrás si quiera acercarte. Entonces entenderás la soledad que se aprecia desde este lado de la pared, aprenderás a apreciar tocar la esencia de cada persona, de cada persona que se cruce en tu camino, y te volverás un poco menos intransigente, con la edad, con las paredes que se colocarán entre tu y millones de personas aprenderás a ser comprensiva, a ver el muro, tocarlo, sentirlo, dar la vuelta, ver que no queda nadie detrás de él y ahora si, entenderlo.

No hay comentarios: