miércoles, 5 de septiembre de 2012

Descomponerte en mil pedazos


Voy a jugar a imaginar, a imaginarte, a descomponerte en mil pedazos para luego construirte a semejanza de mi imagen mental de ti. Quiero jugar a ver el futuro desde el pasado, a visualizar mi presente desde la esperanza del pasado. Quiero, de verdad quiero, pero no puedo, siempre apareces tu para destruir mi imaginación, mi esperanza, mi más profundo y sincero anhelo. Siento como me voy haciendo pequeña, como me encojo y encojo hasta formar parte de una masa informe, pero perfectamente reticulada, me siento minúscula entre toda la gente, insignificante… Ya no siento tu presencia en este mundo, pero aún sigo sintiendo como me faltas, como falta esa imagen de ti que tenía antes de abril. ¿Realmente necesito esto? Cada vez que pienso y siento que te odio es cuando de verdad mi amor sale de mi, se desboca, cobra fuerza y vida propia, se adueña de mi, y me posee. Es ese momento en el que más te amo, y te he amado. Cuando pienso y siento que te necesito aquí a mi lado, como prometiste, es cuando el amor se hace ridículamente pequeño y mi yo más egoísta se adueña de mi, pues no te necesito a ti, necesito esa compañía, ese amor, esa promesa, cosas todas, que no tienen nada que ver contigo más que un vago recuerdo. A veces siento que nuestros corazones se sintonizan que laten al mismo tiempo, son esos dos o tres segundos infinitos los que me destrozan, los que me bloquean la mente, hasta que por un segundo recobro la razón y comprendo que no es cierto y que aunque así lo fuese, tu cabeza no está pensando en mi, sino en otra persona, es entonces cuando vuelvo a mi, y empiezo a odiarte de nuevo, y lo que es peor, a odiarme a mi por continuar pensando en ti, por cruzar la esquina y ver una casa, algo, iluminado de una forma maravillosa en la noche, y decirme, se que le encantaría, se que yo podría hacerla feliz, y es mentira, es todo mentira.
Jamás podré hacerte feliz, lo único que podría sería hacerte sufrir de la más cruel de las formas, para salir por lo menos dos segundos por encima de esta masa informe, aún pequeña y golpearte donde se que más te duele, para respirar aire puro, y un segundo más tarde hundirme en la miseria de esa masa pestilente y putrefacta, para seguir mi camino intentando levantar la cabeza y ver hacia donde voy con pasos decididos, sabiéndome victoriosa de la más ruin de las batallas

No hay comentarios: